martes, 14 de mayo de 2013

Prurito perene

El prurito o pico es un hormigueo particular, una irritación incómoda de la piel que conlleva el deseo de arrancarse la parte en cuestión.

Me pusieron el libro frente a mi, justo en la página que debía leer, inconsciente me rascaba el hombro izquierdo con la mano derecha, encorvada me acerqué al escritorio y lo leí completo, picor, ardor, irritación, erupciones, rasguños, heridas, hematomas, presentaba todos los síntomas, me salte la descripción la sabía bien, soluciones, remedios, recetas... no hay, solo hay preguntas.

Se que mi cuerpo me habla, si suena psicótico pero siempre me habla, la piel me ha estado gritando desde hace meses, se ha vuelto delgada y frágil, siempre me duele, siempre hormiguea, siempre arde, siempre me pica, intento inútilmente aliviar la sensación rascándome, arráncadola, pellizcándola, ungirme con cremas y aceites solo me da unos minutos de paz, veo caer mi cabello sin poder hacer nada al respecto, el sol me lastima, me grita la piel y no se que me esta diciendo.

Si es la piel con quien hacemos contacto con el mundo, debe ser que la mía está enferma del mundo, que es alérgica a la realidad, o que ya no puede contenerme. El libro en vez de dar soluciones insiste en preguntar si me aislo, si evito el contacto con otras personas, si tenga una actitud distante, si me pica mi realidad, si me retraigo... pues sí, si a todo, todo si, llevo meses encerrada en mi mente necia, en las ruinas de mi alma, en la oscuridad de la locura, en el pozo de mi tristeza, no quiero que nadie me vea,  me arde mi realidad, y verme al espejo, lloro si me abrazan y pasarme las manos por los brazos o por mi cabeza.

Ya traté de salir, pero siempre regreso a esta pesadilla en la que me arranco la piel para no sentir mas dolor, en donde incada en el charco de mi propia sangre y la telaraña de mi cabello tendida en el piso, me rindo de nuevo y me escondo de la luz, me sigo haciendo preguntas, dejo de escuchar al corazón y me rasco, me rasco aunque se que no es la respuesta, y que no es el remedio.

Necesito una caricia que me alivie mi piel enrojecida, una mano que me tome fuerte para ponerme de pie, un amor valiente que me recuerde como amarme y poder verme de nuevo en el espejo

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