sábado, 13 de abril de 2013

Humo gris

Te vi entre sueños, muy de cerca, rodeado de humo gris...

Cada sonido tiene un color particular, las notas danzan melódicas o esquizofrénicas por el espacio y pintan el aura de cada humano, de cada ser latiente, de una habitación, de un bosque, colorean desordenadamente las escenas de la película que nos vamos escribiendo en particular, todos vemos un cuadro distinto, todos tenemos nuestro propio pincel, y nuestra única línea en el guión de la historia.

Cada palabra adopta una vibración que nos recuerda a algo, a alguien, que nos enchina la piel o nos amarga la lengua, que nos enreda el estómago o nos bloquea la garganta, que nos humedece los ojos o nos seca la boca. 

Esta obra colorida puede ser tan cambiante como lo son las personas, pero cuando los sonidos, las palabras, las oraciones, los párrafos, cuando el guión completo está lleno de verdad, los tonos son distintos y se envuelven de un aura luminosa perceptible, tibiecita, con olor a tierra húmeda, a bosque viejo, a río joven, a piel de niño. La verdad se siente a la distancia, aunque no la escuches, se ve en las palabras escritas, escuchadas, recitadas, cantadas, implícitas. La verdad arrastra, se mete en la sangre, te lleva, te baila, te abraza, te pone por encima de lo banal, a un lado de lo divino, es un cielo claro, un terreno firme, una mano fuerte, un machete afilado que va haciéndote camino en el terreno virgen de la vida honesta. Quien lleva la verdad como escudo y espada esta preparado para la vida y se llena de magia.

A cada paso es más evidente porque siempre he sentido afinidad por los días nublados, en estos días amables puedo ver ese brillo con mayor claridad, el sol no me encandila y la atmósfera me prepara para el paisaje cruel de la verdad no contada, la verdad descubierta, la verdad dolorosa, la verdad que libera. Ver y saber la verdad es para valientes, decir y vivir la verdad es para guerreros, para shamanes, para los lobos y los jaguares, para sentir verdadero amor y verdadera paz.

Te leo, te escucho, te veo entre sueños, en los recuerdos, en algunos días, en todas la noches, envuelto en una espesa neblina negruzca, de tu boca sale un humo gris de olor carbónico y aleñado, de textura volcánica, de dulcesón sabor. Te tus dedos se escriben palabras efímeras, sin color, vibrando una cancioncita pegajosa, sin profundidad, sin segundas voces, sin arreglos, simplona y comercial, píldoras de sílabas fáciles de tragar, fórmulas repetidas para el mismo experimento, mentiras que te cuentas, que escribes, que cantas, que vives y te aprisionan.

Me vi entre sueños, muy de cerca,  rodeada de tu humo gris...



No hay comentarios:

Publicar un comentario