jueves, 21 de marzo de 2013

Papalotl

"Cuenta una leyenda náhuatl que si quieres que un deseo se vuelva realidad, debes contárselo a papalotl, la mariposa, ésta como no emite ningún sonido sólo podrá decírselo a Xochiquetzal, la diosa de la alegría y las flores"


El silencio de la noche se ve interrumpido por el sonido del sol que nace entre los cerros, es un zumbido agudo, no me molesta pero me hace un nudo en la garganta, se que los rayos del sol no entran en esta casa oscura a la que me he confinado, pero aún tengo miedo de salir.

Llevo despierta al menos una hora, en esta casa a donde no entra ni un rayo del padre dador de vida, el frío nunca se acaba, la humedad nunca se seca, sigue siendo de noche en mi alma y en mi casa, siguen abiertas las heridas, sigue mi piel casi cristalina por estar aquí dentro, siguen mi cuerpo rendido y mi alma enferma escondidas bajo la cama.

Entonces entró papalotl, radiante, decidida, danzando entre mis cabellos sentí el batir de sus alas como una caricia tibia, se posó en la orilla de la cama, desde el rincón en donde me escondía, la vi largamente mientras lentamente abría y cerraba sus alas, no quería dejar de mirarla, me forcé a parpadear lo menos posible, venía vestida de sol, perfumada de flores, entonando una canción muy tenue, aterciopelada.

Me acerqué temblorosa a la cama, y sentí como se calentaban mis mejillas, como me saltaba el corazón "deseo ver el sol papalotl y empaparme de lluvia tibia", no pude dejar de llorar mientras la vi llevar mi mensaje a la diosa flor.

Me quedé dormida justo en la orilla de la cama, esta vez no tuve pesadillas, vi como me abrazaba a los pies de Xochiquetzal y me tocaban los rayos de sol que entibian la lluvia que me devolvía la vida, me vi vestida de semillas, con las mejillas rosadas, los labios encendidos, los pies descalzos y mis heridas cicatrizadas. 

Desperté en la misma casa, aún húmeda, aún fría, bendecida por papalotl, esperando la luz, la lluvia y sentir de nuevo en la piel: mariposas.



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