miércoles, 27 de marzo de 2013

Vibrando el cello


Me encontré en un sillón vibrando mientras escuchaba cantar al cello y nos hicimos uno...

Escuché de un maestro decir que el universo es música, y es cierto, todo está siempre vibrando,y podemos, conforme evolucionamos, sintonizar a voluntad la frecuencia que deseamos. Yo vibro por ahora casi instintivamente y sintonizarme con alguien o algo, me hace salir de la constante melodía  de tristeza que vibra mi alma, es todo lo que quiero en un día como hoy o cualquiera de los que siguen.

El cello es un instrumento grave, serio, es un hombre maduro que ha pasado por muchas tristezas. El cello me abraza y me acaricia el cabello mientras lloro, me enchina la piel y me duerme las piernas, me sintonizo con él en los primeros segundos, se nublan mis ojos y me dejo hechizar por cada nota, el aire se pinta de colores ocres, verdes, azules...su canto es como el mar más profundo, como la cueva más oscura, como el miedo más paralizante, como la caricia más leeeenta y laaarga.

El cello me cuenta las historias de quienes lo han amado y tocado, de los hombres y las mujeres que lo hicieron suyo y lo hicieron vibrar tantas veces, visiones de una dama, vestida de seda roja, ejecutando la misma pieza una y otra vez en la soledad de un teatro vacío con los ojos llenos de lágrimas pues su amante acababa de abandonarla. visiones de un hombre, vestido de etiqueta, que era asesinado y despojado del instrumento. 

Las vibraciones profundas paseaban por mi cabeza, el tiempo parecía haberse detenido y al terminar la pieza, pude de nuevo abrir los ojos, todo estaba ya oscuro, solo siluetas y grillos y botón de replay parpadeando seductor...




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