sábado, 16 de febrero de 2013

¿En quién confías?

La verdad nos mantiene inspirados e inspira a los demás

Prefiero la verdad, creo que ya son pocas las personas que la prefieren, la verdad es un trago amargo, como el café negro, como un vino seco. La sensación de amargura despierta, nos hace cerrar los ojos un momento y luego abrirlos con mucha más claridad, al final, contrario a lo que parece lógico lo amargo nos reconforta más que el dulce, porque el dulce es pasajero, la amargura se queda en el paladar por más tiempo, porque la amargura se queda en el alma, a veces para siempre.

Elijo la verdad, porque duele, como las piernas después de corre, como el pecho después del amor, el dolor es inevitable y es mejor abrazarlo y dejar que se consuma de forma purificadora hasta el final. La verdad purifica, y como el agua del río, puede ser violenta e implacable o suave y fatal.

Me cuesta distinguir la verdad, pero la busco, en las palabras que dices, en las que no dices, en las miradas, en los libros, en la poesía, en la música, en compañía, sola, cuando hago oración, cuando corro en silencio, no me importa escuchar la verdad, estoy lista: depresión, olvido, sin ti, nunca, no te amo, muévete, cáncer, muerte, despierta, 33, no te extraño, es tu culpa, soledad, enfermedad, te amo, somos uno.

Las palabras que son verdaderas son resuenan en el pecho, nos vibran en la punta de los dedos, nos cortan la piel, nos llenan de lágrimas, pero al final son las palabras que nos curan y nos liberan por completo. Sé con certeza cuál es mi verdad, la de la naturaleza, la de Dios, más no la tuya.

Sigo pidiendo y dando solo verdad, ¿en quién confías para que te la diga?


No hay comentarios:

Publicar un comentario