domingo, 17 de febrero de 2013

Pesadillas

Le tengo miedo a la noche, veo caritas, vivo en pesadillas...

Nunca me sentí tan injusta por sentirme triste, vi la carita de mi sobrino enfermo y me sentí justo como él, sin fuerzas ni para levantar su cabecita, lloroso, con los ojos a medio abrir, su piel rosadita se había tornado tan pálida que se veía gris, me veía y sin decir nada me pedía ayuda, y no podía hacer nada más que abrazarlo y asegurarle que pronto iba a surtir efecto la amarga medicina que tuvo que tomarse. Se me colapsó el pecho, quería llorar junto con él y me contuve, le pedía que se durmiera para que se pudiese sentir mejor, pero se despertó de una pesadilla, lleno de miedo, con carita de terror, pidiendo ayuda, aún sin distinguir del todo la realidad de los horrores con los que había soñado.

Pero la medicina ya hecho algo de efecto, aunque haya sido tan amarga y la haya tenido que tomar tan seguido, volvió a sonreir, a jugar y a ser rosadito.

Que tonta me siento por no aprender de él, que lección tan grande y que poco mi entendimiento, hoy y hasta que sea necesario me seguiré tomando mi amarga medicina, me seguiré despertando de mis pesadillas y esperaré confiada la cura, el milagro, la lluvia, la sonrisa, el juego y ser de nuevo rosadita.

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