jueves, 28 de febrero de 2013

El invierno de la serpiente

En invierno la Madre Tierra se contrae para guardar dentro de las semillas todas las potencialidades de la vida, permitiendo que la Naturaleza pase por su periodo invernal en el cual todo muere y reposa. 

Así como la serpiente cada que muda su piel, se dispone a vivir un nuevo ciclo. 

El pasado es mi piel vieja y la tristeza mi invierno, me envuelvo en arrugados recuerdos, grises rostros que me cubren la piel, turbios sonidos que me cierran los párpados, palabras vacías me cierran la garganta, apenas puedo moverme por el peso. 

El aire frío entra por mi garganta dejando un rastro de dolor intenso, de sequedad amarga, un silvido tétrico que cada vez es más acelerado, más corto, más agudo. Los árboles desnudos, sacudidos por el viento se asoman por las ventanas escarchadas para verme pelearme con mi gruesa piel inservible sobre el piso, ya casi no me quedan fuerzas para seguir luchando, no logro liberarme y me rindo.

Se acercan los lobos detrás de las blancas colinas, se acercan en círculos cada vez de menor diámetro, la hembra del pelaje mas blanco se acerca a mi rostro y me ve directamente, me reconoce, me sabe atrapada, me hundo en sus ojos suplicante, llena de lágrimas, siento los colmillos de los demás... si me lastiman, pero no me hacen daño... deshacerse del pasado es un proceso doloroso, sangriento, violento...lloro aliviada.

Agradezco infinito al dolor que me libera, esperaré paciente a la primavera, para junto con las flores y el canto de las aves, curar mis heridas con su perfume y bendiciones.



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