martes, 5 de febrero de 2013

Posible no es igual que probable

Es probable que me olvide, es posible que aún me ame...

En mi mente siempre estoy calculando probabilidades, es el residuo de lo que solía ser mi preciado razonar, todo en el universo es posible: soñar despierta, escribir sin tinta, hablar con los ojos, escuchar tus pensamientos, viajar sin el cuerpo, amar sin medida, odiar sin tregua, morir en vida, vivir en agonía.

Pero no todo es probable, es ahí donde surge el dolor cuando en el juego en donde has apostado lo que queda de ti las probabilidades no te favorecen, aferrada a lo posible, sigo repitiéndome que tengo "la mano ganadora" aún cuando no tengo estrategia, ni puedo hacer trampa, cuelgo de un delgado hilo de fe que trato de tejer en mis oraciones interminables, ininterrumpidas, suplicantes.

Es posible que no quiera ver la verdad, aunque me la he pasado pidiéndola, es posible que no haya muerto y solo este dormido, es posible que mi hilo de fe no se rompa, es posible sobrevivir otra noche impregnada de miedo, es posible que mienta, es posible que no, es posible enloquecer, es posible que me devuelvan la poesía, es posible que cicatricen las heridas.

Es posible pero no es probable. 

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